martes, 13 de agosto de 2013

Se inician las obras del hotel en calle Vendeja con la demolición del edificio del siglo XVIII


Vista del conjunto tras las demoliciones.

Se veía venir, una vez más se han violado las normas y finalmente se ha conseguido el objetivo meramente especulativo que únicamente perseguía el aumento de la edificabilidad del suelo a toda costa.

Así en estos días se ha procedido a la completa demolición del edificio del siglo XVIII situado en el número 4 de la calle Vendeja pese a que contaba con pinturas murales del tipo textural (fingiendo el despiece de los ladrillos) y al vaciado del edificio del siglo XIX contiguo al anterior.

No me voy a preguntar dónde han ido a parar las vigas, ménsulas barrocas, balcones, rejerías y tejas del conjunto, es un secreto a voces en esta ciudad (sus gestores deben pensar que tenemos patrimonio de sobra para derrochar).

Vista de las pinturas murales interiores.
La demolición nos ha deparado una sorpresa, la presencia de pinturas murales en el interior de la fachada que se abre a la calle Trinidad Grund, seguramente coetáneas a la construcción del edificio. Lo curioso de ello es que es uno de los contados ejemplos (por no decir el único tras la demolición de la casona sita en calle Mariblanca número 10) de pinturas murales en el interior de edificios. Estas pinturas reproducen arquitecturas fingidas y no es aventurado decir que tanto por el cromatismo (blanco, negro y rojo) como por su composición se acerca mucho a los modelos de pinturas pompeyanas. Tengamos en cuenta que para la fecha en que se construyó la casa hacía pocos años que se habían iniciado las exploraciones e investigaciones en la antigua ciudad de Pompeya gracias al entonces Rey de Nápoles y luego de España Carlos III. Además se percibe la presencia de una antigua bóveda sobre estas pinturas que seguramente estaría igualmente decorada antes de ser destruída. La presencia de este tipo de pinturas en un edificio de clara vinculación con el puerto, nos habla de la presencia de burgueses permeables a las modas e ideas ilustradas de finales del siglo XVIII en Málaga.

Mucho me temo que dada la nula sensibilidad de la que se ha hecho gala hasta la actualidad, estas pinturas vayan a conservarse, por ello vamos a dirigir una carta a la Gerencia Municipal de Urbanismo para interesarnos por el tema.


Pese a que el edificio ostentaba de “per se” un Grado II de protección Arquitectónica, se ha procedido a su completa eliminación de este conjunto arquitectónico, Málaga ganará un pastiche y habrá perdido para siempre otro pedazo de su historia.