viernes, 13 de diciembre de 2013

Sobre Zoido, Cubito, Pompidou, Paquito y el Soho


 
Málaga ha sufrido otra afrenta, le han herido su orgullo, el señor Zoido afirmó tras conocerse que el “cubo del puerto malacitano” acogería una subsede del Museo Pompidou que “Málaga nunca tendrá lo que tiene Sevilla”, y bien es cierto, sin embargo no voy a entrar en valorar el por qué Sevilla tiene tanto o Málaga menos en el sentido histórico-patrimonial, porque para ello tendría que retrotraerme al menos a la época taifa y desgranar unos avatares históricos que hicieron de Sevilla una de las ciudades más pujantes en la Historia Moderna europea.

Las palabras de Zoido sin embargo no iban por ahí, no dejaban de ser parte de una frustración (legítima o no) por no haberse colgado él antes la medallita. Lo cierto es que el ataque encendió los ánimos de la tropa secesionista y siempre molesta con Sevilla ¡y de qué manera!, Paquito (por eso que es del mismo partido) casi que no ha dicho nada, Bendodo que no se lo cree, si hubiese sido alguien del PSOE o IU organizan una manifestación en repulsa.

Mi  opinión en la eterna rivalidad entre ambas ciudades es de sobra conocida, y éste no deja de ser un episodio dentro de la larga lista de piques entre ambas capitales. Quisiera que aquellos que se han sentido tan profundamente dolidos y humillados por las palabras de Zoido, se diesen un paseo por el centro de la ciudad y barrios históricos y reflexionaran sobre su patrimonio local y sobre los políticos locales… ahí lo dejo.

Tampoco vamos a valorar en estos momentos la conveniencia o no de un Centro Pompidou en Málaga, acostumbrados ya a una serie de fracasos clamorosos en materia de Cultura por parte del equipo de gobierno actual que han supuesto un menoscabo para las arcas municipales de al menos cincuenta millones de euros. Personalmente creo que se trata de una noticia positiva para la ciudad, pero ello no es gratis, la subsede le costará al Ayuntamiento un millón de euros anuales en concepto de cánon al museo parisino (ello dividido por los setenta cuadros que se traerán nos da una cifra de cerca de 14500 euros por cuadro al año…).

Todas y cada una de las iniciativas culturales que se llevan o intentan llevar a cabo en nuestra ciudad, denotan un gran complejo de inferioridad por parte de nuestros políticos locales, ahí van algunos ejemplos, Marca Thyssen, Soho o el centro Pompidou, ¿necesita Málaga recurrir a términos foráneos para reivindicarse? La respuesta es sí, y ello nos muestra que ni se valora ni se apuesta por lo autóctono frente a la compra de franquicias. ¿Que tenemos un barrio totalmente olvidado, plagado de prostitución callejera?, pues le ponemos el nombre de Soho, lo peatonalizamos, derribamos buena parte del mismo, contratamos a algunos de los grafiteros más importantes y dejamos que se especule con sus terrenos, operación redonda aunque por el camino se lleve buena parte del patrimonio local, total, ¿quién va a querer ver la arquitectura del barrio del ensanche de la Málaga del siglo XIX cuando se llama Soho y tiene obras de Obey y D*Face?, ¡nosotros apostamos por lo internacional, la arquitectura malagueña no tiene valor alguno!

Con todo ello no quiero despreciar estas iniciativas, que serán más o menos acertadas, sólo pretendo poner en debate que ninguna de ellas es gratuita, claro está que la cultura no es ni debe ser gratis, pero una ciudad como la nuestra no puede tener tal dependencia de lo externo ninguneando en algunos casos y en muchos destruyendo deliberadamente lo propio. Lo ideal sería una conjunción entre la Málaga de siempre, la que se pierde a pasos agigantados y aquella otra llena de franquicias foráneas que es a la que se aspira a ser desde el Ayuntamiento. ¿Para cuándo un espacio dedicado a las Pinturas Murales, a Pedro de Mena, al Patrimonio Industrial, al Barroco local, a la Málaga Fenicia, etc?, ¿es que nada de eso tiene atractivo? ¿nada de eso vende?, la respuesta es que no interesa porque a los acomplejados que nos gobiernan les gustan los proyectos estrella, el Pompidou es la estrella de esta legislatura, ¿llegará a buen puerto?, el tiempo lo dirá.

 

sábado, 19 de octubre de 2013

Demolición de la casa nº3 de la calle San Cayetano


Vista del conjunto en junio y durante su demolición en el día de ayer.
 
 
El goteo incesante de demoliciones en el Centro Histórico y su entorno parece no tener límites. Ayer fue el turno para la demolición de la casa sita en el número 3 de la calle de San Cayetano, una callecita peatonal y adoquinada inserta en el entorno de las calles Lagunillas y Altozano, donde aún podían encontrarse ejemplos de la arquitectura popular que se daba en la zona.

Cronológicamente la vivienda parece corresponderse con unos momentos finales del siglo XVIII o inicios del XIX a juzgar por su tipología de planta baja más una (B+1), los recogeaguas de cerámica vidriada en verde y el balcón con los herrajes al aire.

Pese a todo ello, el edificio ha sido demolido si haberse realizado las preceptivas catas destinadas a conocer la posible presencia de pinturas murales en su fachada. Aunque les parezca mentira, en pleno año 2013, y tras tener constatado que un gran porcentaje de la arquitectura dieciochesca de la ciudad poseía programas decorativos a base de pinturas murales, desde la Gerencia de Urbanismo, NO SE EXIGEN LA REALIZACIÓN DE CATAS ANTES DE DEMOLER EDIFICIOS DEL SIGLO XVIII, algo fuera de toda lógica que nos ilustra sobre la "preocupación" del Ayuntamiento por el Patrimonio.

Sin embargo ninguno de estos valores han permitido que desde las instituciones se considerase la protección ni de elementos ambientales ni patrimoniales del inmueble, inserto en una calle que bien rehabilitada hubiese ofrecido elementos de gran interés turístico y urbanístico (calle descendente en recodo, adoquinada, edificios típicos de la arquitectura popular, etc.).

Tras años de abandono lo más fácil era meter la piqueta y en una jornada borrar para siempre la presencia de esta casa, expoliar sus materiales,  hacer un muro de hormigón y esperar que el solar se llene de vegetación y basuras como ya vienen denunciando desde hace años algunos inquilinos de la vecina calle Pinillos con respecto a varios solares del entorno.

martes, 13 de agosto de 2013

Se inician las obras del hotel en calle Vendeja con la demolición del edificio del siglo XVIII


Vista del conjunto tras las demoliciones.

Se veía venir, una vez más se han violado las normas y finalmente se ha conseguido el objetivo meramente especulativo que únicamente perseguía el aumento de la edificabilidad del suelo a toda costa.

Así en estos días se ha procedido a la completa demolición del edificio del siglo XVIII situado en el número 4 de la calle Vendeja pese a que contaba con pinturas murales del tipo textural (fingiendo el despiece de los ladrillos) y al vaciado del edificio del siglo XIX contiguo al anterior.

No me voy a preguntar dónde han ido a parar las vigas, ménsulas barrocas, balcones, rejerías y tejas del conjunto, es un secreto a voces en esta ciudad (sus gestores deben pensar que tenemos patrimonio de sobra para derrochar).

Vista de las pinturas murales interiores.
La demolición nos ha deparado una sorpresa, la presencia de pinturas murales en el interior de la fachada que se abre a la calle Trinidad Grund, seguramente coetáneas a la construcción del edificio. Lo curioso de ello es que es uno de los contados ejemplos (por no decir el único tras la demolición de la casona sita en calle Mariblanca número 10) de pinturas murales en el interior de edificios. Estas pinturas reproducen arquitecturas fingidas y no es aventurado decir que tanto por el cromatismo (blanco, negro y rojo) como por su composición se acerca mucho a los modelos de pinturas pompeyanas. Tengamos en cuenta que para la fecha en que se construyó la casa hacía pocos años que se habían iniciado las exploraciones e investigaciones en la antigua ciudad de Pompeya gracias al entonces Rey de Nápoles y luego de España Carlos III. Además se percibe la presencia de una antigua bóveda sobre estas pinturas que seguramente estaría igualmente decorada antes de ser destruída. La presencia de este tipo de pinturas en un edificio de clara vinculación con el puerto, nos habla de la presencia de burgueses permeables a las modas e ideas ilustradas de finales del siglo XVIII en Málaga.

Mucho me temo que dada la nula sensibilidad de la que se ha hecho gala hasta la actualidad, estas pinturas vayan a conservarse, por ello vamos a dirigir una carta a la Gerencia Municipal de Urbanismo para interesarnos por el tema.


Pese a que el edificio ostentaba de “per se” un Grado II de protección Arquitectónica, se ha procedido a su completa eliminación de este conjunto arquitectónico, Málaga ganará un pastiche y habrá perdido para siempre otro pedazo de su historia.

viernes, 12 de julio de 2013

Demolición del número 8 de la calle Cruz del Molinillo

Vista de la demolición. Fuente: La Opinión de Málaga

El goteo de derribos relacionados con el plan de las tecnocasas continúa imparable tanto con la inacción de la Junta de Andalucía, como con la diligencia del Ayuntamiento a la hora de derribar las distintas viviendas que lo englobaban.

Vista del nº8 de la calle Cruz del Molinillo
Hoy le ha llegado el turno a una sencilla vivienda doméstica situada en la esquina entre las calles Cruz del Molinillo y Curadero, a escasos metros del amenazado –y tapiado por orden y gracia de nuestro consistorio- Corralón de las dos Puertas.

Se trataba de una construcción irregular que contaba con planta baja más una altura (B+1) datable a finales del siglo XVIII. Lo cierto es que después de años sin ser fruto de las más elementales medidas de mantenimiento, los problemas se fueron haciendo visibles sobre todo con el desplazamiento de su fachada y el mal estado de sus cubiertas. ¿Y qué hizo el Ayuntamiento para garantizar la salvaguarda de un inmueble con más de doscientos años, el más antiguo de su entorno?, pues absolutamente nada, lejos de otorgarle alguna protección arquitectónica, se conformó con sentarse a esperar y llegado el momento, firmar su sentencia de muerte. ¿Por qué no se  establecieron una serie de medidas que garantizasen la viabilidad técnica del inmueble?, no había interés por ninguna de las partes. ¿No hubiese sido suficiente subsanar los problemas puntuales del inmueble antes de optarse por una demolición total?

Lo curioso es que hasta donde nosotros sabemos, no se han realizado las pertinentes catas para dilucidar la posible presencia de pinturas murales en sus fachadas.


Son muchos los interrogantes que la pileta se habrá llevado por delante, ahora nos quedan años de solares vacíos, acumulación de basuras y quejas vecinales




sábado, 22 de junio de 2013

Una oración por la calle Cobertizo del Conde, demoliciones II parte.



Fotografía de Luís Ruíz Padrón. Demoliciones de los números 26 y 28 de calle Cobertizo del Conde.

En polvo, así han dejado reducidas las máquinas las dos casas que quedaban de una de las manzanas centrales de la calle Cobertizo del Conde. Tras haber demolido hace algo más de un año los números 22 y 24, ahora les ha llegado el turno a los dos siguientes, los números 26 y 28.

Ambas eran viviendas domésticas de dos alturas con balcones volados. El número 28 era una interesante casa que hacía esquina con calle Gómez de Salazar. Seguramente se tratase de una construcción de finales del siglo XVIII o principios del  XIX a juzgar por el balcón central sostenido por arbotantes de forja y la ventana que se abría a la cuesta de la calle Gómez de Salazar. Todas las rejerías de la casa eran de gran calidad. El número 26, por su parte, sí se correspondía con la tipología de vivienda del siglo XIX.

Obviamente allí estaban Francisco Ternero y sus esbirros expoliando los restos de estas construcciones para luego mercadear con rejas y vigas que decoren el cortijo o el chalet de algún personaje adinerado y bien relacionado.

Ahí  tienen su gran solar, su trofeo, una parcela yerma que sirva de basurero, de nido de ratas. Hasta que dentro de no sabemos cuántos años alguien sea capaz de deshacer esa especie de nudo Gordiano que fue el desastroso plan de las Tecnocasas y permitir la regeneración de la zona, eso sí, por delante se habrá llevado el paisaje urbano de una vía plagada de inmuebles históricos de los siglos XVIII al XX, no se salvará ninguno. Una oración por Cobertizo del Conde.

Número 28, esquina con Gómez de Salazar.

Cobertizo del Conde 26 y 28.


Ahora hablemos de los culpables de que esta muerte anunciada haya tenido lugar: 

El Ayuntamiento de Málaga (Partido Popular), totalmente despreocupado de estos asuntos.  En la mayoría de los casos sólo interviene para certificar la muerte de los inmuebles con su declaración en ruina e interviniendo subsidiariamente en su demolición si procede. Ni hace ni deja hacer, pone trabas a cualquier iniciativa que no parta de una institución gobernada por su mismo partido político.

La Junta de Andalucía (PSOE+IU),  desarrollando un plan sin pies ni cabeza, trazado en una época de bonanza económica. En Málaga sus proyectos son escasos y siempre parecen manifestar un gran complejo de inferioridad frente al Ayuntamiento local a la hora de plantearse, buscando más satisfacer los caprichos de una corporación que lleva años haciendo y deshaciendo a su antojo. Lo de las Tecnocasas era un plan para poder decir “yo ya he cumplido”, sin una verdadera vocación de regenerar un entorno.

Izquierda Unida, sabemos que en un año no se pueden solventar problemas que vienen de largo, y también conocemos las estrecheces económicas de la Consejería de Fomento. Sin embargo la inacción y dejadez de la misma sobre este tema es llamativo, y volvemos a lo anterior, acaban cayendo en el juego fácil de permanente confrontación con el Ayuntamiento de Málaga. Se echa en falta un mayor ímpetu sobre estos temas, un giro frente a la política patrimonial que ha dominado el panorama en las últimas décadas.

El mundo asociativo y cultural en general (en el cual nos incluímos) en el que las acciones de algunos parecen más encaminadas a lograr méritos personales que a lograr la efectiva salvaguarda del Patrimonio Local, cuando en realidad el fin último de todos es el mismo. En otras ocasiones se actúa de forma descoordinada, tardía y permitidme decirlo, torpemente. 

La Universidad de Málaga, es uno de los casos más sangrantes, ni está ni se la espera. Verdaderas eminencias académicas optaron o bien por cambiarse de bando y ser implícitamente cómplices de esta barbarie (no daremos nombres pero ahí están), o por limitarse a observar, desde la comodidad que le da su plaza en Filosofía y Letras, el devenir de las cosas. Evidentemente encontramos dos o tres excepciones, personas comprometidas, que al final, como todos, han de actuar aisladamente.

 Los arquitectos estrella, todos sabemos sus nombres (en este caso en singular). Odian las intervenciones puntales, de rehabilitaciones no quieren oír hablar. Se sienten cómodos con los magaproyectos, los grandes solares yermos. Les dan sudores las protecciones arquitectónicas (aunque luego las violen), las intervenciones arqueológicas son unos de sus mayores miedos.

jueves, 6 de junio de 2013

Próxima demolición de tres edificios históricos en Málaga

La noticia parece corresponder a una crónica de guerra, sin embargo sucede en pleno primer mundo, en el cosmopolitismo malacitano del siglo XXI: “Urbanismo permite la demolición de tres edificios históricos en el Centro de Málaga”, el quid de la cuestión quizás resida en el número “3”, pues desde hace décadas nos tienen acostumbrados a un lento pero incesante goteo de agresiones puntuales (legales e ilegales) contra el Patrimonio Histórico-Artístico de nuestra ciudad.

La lista de convocados a tan macabra reunión son tres inmuebles situados en diferentes puntos de nuestra ciudad, dos a intramuros (almendra histórica), calle de los Mártires y Tomás de Cózar, y otro en una de las zonas de expansión de la ciudad a partir del siglo XVI, en la calle Altozano (entorno de Lagunillas-Cruz Verde).


Fachada principal del edificio de calle de los Mártires 10.
El edificio condenado en la calle de los Mártires nº 10 se prolonga además por parte de la vecina  San Telmo, justo a las espaldas del mamotreto de muy dudosa calidad artística que es la ampliación trasera del Museo Carmen Thyssen. Más que de un inmueble habría que diferenciar dos partes. La fachada principal (la que da a la plazuela de los Mártires) se corresponde con una obra de finales del siglo XIX de estilo decimonónico burgués con una planta baja más dos alturas (B+2) separadas éstas por una línea de imposta.

En esta fachada se abren tres balcones volados por planta, contando todos ellos con una hermosa rejería de fundición con motivos geométricos. En la planta baja destacan (pese a las intervenciones que sufrió) sendas ventanas, a ambos lados de la puerta principal, con rejas a juego con las de los balcones.

La fachada que se abre a la calle San Telmo parece corresponder a un momento previo, quizás de finales del siglo XVIII  a juzgar por el tipo de balcones que presenta (de una factura más propia de esta centuria) y por la fábrica de su fachada en la que parece advertirse la presencia de pinturas murales delimitando el despiece de los ladrillos de la fachada. Quizás para guardar el ritmo de la composición de esta fachada, el que debía ser el vano central aparece sólo insinuado sobre el paramento, abriéndose pues dos únicos huecos por altura, siendo los de la primera planta balcones con un vuelo mayor que los de la segunda.

Tras años de abandono ni el denominado “efecto Thyssen” ni el propio Ayuntamiento, han logrado evitar que la propiedad del mismo se haga cargo de la conservación del inmueble, todo lo contrario, las ventanas abiertas denotan una estrategia clara de arruinar el conjunto para hacer más factible su demolición.


Fachada a calle San Telmo



Tomás de Cózar 15

 El segundo de los edificios es el número 15 de la calle Tomás de Cózar. Si exceptuamos los baños árabes es la única casa de la acera impar que pervive en esta importante vía que hasta hace pocos años acogía un buen número de edificaciones de gran calidad artística correspondientes a los siglos XVII, XVIII y XIX. Seguramente se trate de una vivienda de principios del siglo XIX o algo anterior; una casa totalmente descontextualizada de su entorno que de per sé no parece contar con características que justifiquen su conservación. Sin embargo la calle entera en su conjunto bien hubiese merecido un plan de mejora de sus inmuebles que sin duda hubiese preservado dignamente un conjunto urbano de gran importancia en nuestro centro Histórico. Sin embargo se optó por lo fácil, dejar que las casas se arruinasen, que unos pocos expoliasen sus materiales y que esta vía desapareciese prácticamente por completo. La vivienda en cuestión cuenta con planta baja más una altura (B+1), con un vano de entrada, ventana enrejada en el bajo, y un sencillo balcón volado en la primera altura. El interior se articula en torno a dos pequeños patios de luz.


Patio de calle Tomás de Cózar nº15.



Vivienda de calle Altozano nº18

El último de los condenados es el número 18 de la calle del Altozano. Se corresponde con una vivienda dieciochesca típica de la arquitectura popular de las muchas que había en esta calle hasta que fue prácticamente arrasada para acoger viviendas sociales. Lo cierto es que a la hora de autorizar la ruina del inmueble, desde la Gerencia de Urbanismo se han limitado a dar por hecho una cronología que en absoluto se corresponde con la de la casa. Así se han remitido a los datos del catastro y han concluido que el edificio databa de 1870 como bien se indica allí. Se echa en falta un poco de rigor por parte de una administración que debe hacer velar por el cumplimiento de la normativa y que debe gestionar los asuntos públicos, no haber hecho ni una simple inspección ocular del inmueble con el fin de determinar si éste era efectivamente más antiguo o contaba con elementos de interés. A la vista de los hechos desde este blog hemos puesto en conocimiento de la Gerencia de Urbanismo, que esta casa cuenta con pinturas murales al menos del tipo arquitectónico, con lo cual como mínimo su construcción se produjo unos cien años antes de lo que figura en el catastro.
 
Presencia de un fuste bajo las capas de cal
Fachada a calle San Cayetano
La vivienda consta de planta baja más una altura (B+1) cubierta por un tejado a dos aguas de teja árabe. La fachada principal tiene entrada a la vivienda y una puerta cegada a un local comercial. En la primera planta se abre un sencillo balcón volado y una ventana enrejada. La otra fachada da a la calle San Cayetano y es de mayor tamaño. Aquí los vanos de la planta baja están cegados, mientras que en la primera encontramos un balcón volado y sendas ventanas dispuestas de forma irregular. Es de destacar la presencia del recogeaguas de cerámica vidriada en verde y de un artístico farol de forja en la calle San Cayetano.


Los motivos que se esgrimen para autorizar la demolición de estas tres interesantes construcciones es el de la ruina económica (no técnica). Lo cierto es que es llamativa la incapacidad del Ayuntamiento de Málaga para recurrir a los mecanismos legales que garantizarían la salvaguarda de estos edificios, es decir la expropiación forzosa cuando se demuestra la inacción por parte de la propiedad o cuando ésta realiza labores encaminadas a conseguir la ruina del inmueble. Sin embargo el no recurrir a estos cauces es ya de por sí sintomático de que poco o nada se preocupa por el Patrimonio local más allá de si hay o no presupuesto para ello, pues en Málaga como en otros muchos lugares sí que hay arquitectos y promotores honestos y comprometidos con el gran tesoro que tienen entre sus manos. Es así de simple, el Patrimonio (en estos casos privado) debería ser entendido como un bien público que trasciende más allá de las manos que lo detentan, por ello la propiedad debe de ser consciente de este punto, y si verdaderamente se considera incapaz de gestionarlo o mantenerlo debe de recurrir a otros organismos e instituciones que sí sepan o quieran velar por el mismo más allá del afán meramente especulativo.

lunes, 6 de mayo de 2013

Sobre Paquito, árboles, obras y metros...


Y Paquito soltó el bombazo, lejos de dar paso a las nuevas generaciones anuncia que se presentará a las elecciones de 2015, con dos coj* Paco, tú di que sí, ya que eras muy fan de la Niña de la Puebla quieres seguir su estela y morir con las botas puestas, desde 1972 chupando del bote, ahí es ná (…)

Por otro lado no puedes ser más cínico. Tras el fallo del Constitucional dictando que los Ayuntamientos no puede nombrar delegados que no hayan pasado por las urnas, tú interpretas que la cosa no va contigo y que no tienes la menor intención de acatar la sentencia, ¡ole, ole y ole, esto sí que es un cortijo andaluz y no las ayuditas del PER!, por si acaso tú ya habías llamado a tu pupilo Bendodo para que les fuese buscando un silloncito en la avenida del Pacífico, con un buen carguillo, buena nómina y cero dedicación, porque presupuesto no tenemos pero ineptos que mantener no nos faltan.

Paco tiene una aspiración en la vida, quiere legar a la posteridad una Málaga que lleve su impronta, una ciudad que quien la vea después de veinte años diga que es otra, ¡y digo que lo está consiguiendo! No piensa dejar piedra sobre piedra, ahí van algunos de sus hitos las “remodelaciones” del parque (ahí lo tenéis, si alguien es capaz de encontrar sombra en el paseo central que me lo diga), o de la plaza de la Merced, sin pajareras, sin desniveles, sin sistema de riego (pagarse sí que se pagó religiosamente) y casi sin árboles. Sin embargo el cascarón de oro del Astoria se ve que le recuerda a épocas pretéritas (sin normativa ni protecciones incordiantes) y no se atreve a mandarle la piqueta a uno de los pocos edificios sobre los que los malagueños estamos de acuerdo en derribar.

Ya es un secreto a voces que en Málaga el “lobby” o como lo queráis llamar de los marmolistas de la sierra de Elvira tiene buena mano en la Casona, así que desde hace años asistimos a la reurbanización de todo el centro contando casi exclusivamente con este tipo de piedra, cara (pero eso no importa). Por ello Paco no tiene pudor alguno en cargarse de cuajo uno de los grandes éxitos de –quién lo diría de un alcalde del franquismo- García Grana en su plan de embellecimiento del Centro de Málaga, los enchinados artísticos de algunas vías del entorno de la calle Granada con el fin de meter más piedra de la Sierra de Elvira por doquier.

La semana pasada estuve en Sevilla, ciudad mal señalizada donde las haya, pero ese no es el tema. Estuve buscando aparcamiento en un barrio obrero alejado del centro, no había manera. Le dije de broma a mi amigo Alex que ya podían talar tantos árboles con buen porte (y buena sombra) que había en su calle y hacer aparcamientos, me contestó, con esa guasa que le caracteriza, que si el Ayuntamiento tenía hue* que tocase los árboles, “los vecinos la lían y se los comen” (refiriéndose a sus políticos locales). Aquí hace años que perdimos eso, (los árboles y las agallas para defender lo nuestro), los árboles grandes “molestan”. La veda la abrió Perico Aparicio con la poda que les dio a los plátanos de sombra del parque en los ochenta, fue tal que los árboles nunca levantaron cabeza, ahí se agarró Paquito veinte años después para talarlos y poner almeces (muy económicos por cierto) –importados de la exclusiva Italia-, y de un crecimiento tan lento que quizás vuestros bisnietos los vean con veinte centímetros de más, id desterrando de vuestras memorias esas imágenes del paseo del  parque cubierto por una bóveda arbórea. Luego “se ha caído” algún que otro ficus en la Alameda, y por si acaso se ha podado –cerca del ras del suelo- el majestuoso espécimen que se encontraba frente al hospital Civil. Los árboles que había en calle Cuarteles cuando terminó la obra del cercanías dieron paso a macetones de un metro de altura, ¿alguien se quejó?, yo no escuché la mínima queja. Pero  hace tiempo que dejé de leer los comentarios que esos patriotas de lo nuestro dejan en cualquier noticia del Diario Sur, el tema es lo de menos, ya pueda ser la muerte de Marifé de Triana que ahí llega uno y empieza con la cantinela, “Junta sevillana”, “nos expolian”, “nos ningunean”. Lo que viene después es sencillamente vomitivo. A veces pienso que somos la Cataluña del Sur, y que conste que alguna razón tienen, pero su propia ignorancia les impide ver más allá que esa confrontación interesada y partidista, más cuando el Secretario General del PP andaluz no es otro que el propio alcalde de Sevilla. 

Creo que el día que nos miremos más nuestro propio ombligo y valoremos y respetemos a nuestra ciudad estaremos en condiciones de establecer comparaciones.

No voy a hablar del negocio de las palmeras porque me conozco…

Y llegamos al tema del metro, esa maravillosa infraestructura sin la cual ninguna gran ciudad puede preciarse de ello, sin la cual nunca podrá alcanzar su verdadera identidad, símbolo de progreso, opulencia, sobrecostes, plazos imposibles, obras interminables, etc.

Siempre me he opuesto a que el metro pase por la Alameda Principal, matizo, a que pasara tal y cómo en un principio se proyectó, porque no tenía ni pies ni cabeza.

Paco de la Torre se cree que una vez abiertas las zanjas la cosa va a ser sencilla, está claro que ya da por hecho que los restos del Castillo de San Lorenzo y otros muchos vestigios arqueológicos no retrasarán la obra, ¡que se lo digan a los comerciantes de Callejones del Perchel que de eso saben y bastante!, o que mis amadísimos ficus después del maltrato al que llevan siendo sometidos décadas vayan a aguantar el envite de unas obras de tal envergadura.

Para rematar la faena Paco, como el que no quiere la cosa (tras haber liderado la campaña del Partido Popular contra el metro en superficie) “se ofrece” para si se lo piden encabezar una gran manifestación por el metro soterrado, eso sí dejando muy claro que la plataforma es totalmente apolítica, no se a vosotros pero a mí esto sigue sin cuadrarme. Además no entiendo por qué no se ha quejado del metro en superficie en Teatinos, de hecho las malas lenguas dicen que la genial idea de hacer un paso a nivel frente a un hospital del tamaño del Clínico, partió desde el mismo Ayuntamiento. Ustedes imaginen a un ciudadano infartado en la UVI móvil esperando que pase el metro para llegar a urgencias (¡Antonio! no te nos vayas que cuando pase el metro llegamos al hospital), algo demencial...

Los doctos en la materia solucionaban el tema con una alternativa (que obviamente los políticos se encargarán de desterrar aduciendo mil y un inconvenientes), que no era otra que meter una tuneladora, pero no a ras del suelo, sino a unos cincuenta metros de profundidad donde las arenas dan paso a roca madre y donde no hay ficus, ni castillo ni nada, pero claro es más caro y la cosa ni hoy ni nunca dará para tanto…

Sinceramente el tranvía no me acaba de convencer, eso de peatonalizar yo más bien lo veo alicatar de arriba abajo el Paseo de la Alameda (que de paseo tiene poco). Lo cierto es que se haga lo que se haga la Alameda nunca será la misma. Tras décadas de desarrollo urbano ningún político se ha preocupado de buscar alternativas a las comunicaciones este-oeste que necesariamente atraviesan este espacio, y si no hay alternativas factibles por mucho que se peatonalize o se penalize el paso de vehículos por este lugar, la gente va a tener que seguir yendo a sus trabajos sorteando mil y un obstáculos, con ello quiero decir que primero hay que optar por un modelo de ciudad más habitable, más sostenible y luego hay que intentar reducir los desplazamientos en vehículos a motor, lo que no es de recibo es pretender que los malagueños renuncien a su movilidad sin que se ofrezcan alternativas.

Al final dudo que reine la cordura, el conflicto se presenta largo y pase lo que pase (tanto si hay que indemnizar -y bien- a la concesionaria del metro, como si finalmente soterra) la factura la acabaremos pagando los mismos por décadas, al fin y al cabo quienes nos representan no son otros que quienes se hacen valedores de la voluntad popular.

viernes, 22 de marzo de 2013

Desastrosa reforma del nº7 de la calle Méndez Núñez para acoger una tetería.

Estado del inmueble antes y después de la intervención.
Hoy dedicamos la entrada a la lamentable intervención que ha sufrido un antiguo inmueble decimonónico para darle uso hostelero, una reforma nada acertada que podría calificarse como el “travestimiento” del conjunto.

La construcción del edificio se sitúa en 1859 según los datos que figuran en el catastro. Se trata de una pequeña construcción achaflanada que se adapta con maestría a una parcela irregular en esquina.

Tipológicamente la construcción que ha existido hasta ahora se correspondía con una vivienda de planta baja más dos alturas (B+2) separadas por líneas de imposta. La fachada que se abre a la calle Juan de Padilla tiene dos huecos por planta habiendo un balcón volado y otro antepechado cerrados todos con unas hermosas rejas de forja con un estilo cercano al modernismo. La fachada de la calle Méndez Núñez se compone de tres huecos por planta (si contamos también al balcón del chaflán), todos ellos volados y con las mismas rejerías que el resto del conjunto.

El bajo se encontraba muy desvirtuado por los locales comerciales que había acogido.

Tras años desocupado y tras ser puesto en venta, el edificio ha sido adquirido para acoger el denominado “palacio nazarí” un establecimiento hostelero que pretende “recrear” un espacio andalusí a consta de desvirtuar profundamente un edificio decimonónico en bastante buen estado de conservación. Ello denota una falta total de criterio artístico por parte de los promotores de este proyecto, más aún cuando podía haberse llevado a cabo el proyecto sin atentar contra esta construcción y cuando existen otros muchos inmuebles en el entorno que con una inversión relativamente “asumible” podrían haber albergado este espacio.

Así las fachadas han sido profundamente modificadas: se han suprimido los ritmos compositivos que venían dados por los volúmenes que aportaban los recercos de los vanos y las líneas de imposta, habiéndose “alisado” por completo las fachadas. Asimismo los vanos han sido reducidos y han pasado a estar ocupados por elementos seriados de inspiración neoárabe que supone un contraste nada armónico sobre un conjunto decimonónico.

Se ha eliminado la moldura que a modo de cornisa cerraba el conjunto y han desaparecido los recogeaguas. En el interior puede observarse cómo se han suprimido las distribuciones de los distintos espacios así como los techos originales (en los que no sería extraño que existieran molduras y yeserías muy típicas del siglo XIX). Por último la policromía elegida resulta pesada al haberse perdido también los contrastes cromáticos que se daban en la construcción anterior.

El único elemento que ha “resistido” a la intervención son las rejerías de los balcones.

El resultado es un conjunto estridente y profundamente desvirtualizado que supone un grave atentado sobre el patrimonio local en una intervención que no es otra cosa que un paso más en el parque temático en que se está convirtiendo nuestro Centro Histórico sin que desde la Gerencia de Urbanismo se adopten medidas encaminadas a garantizar la preservación del paisaje urbano.

viernes, 8 de marzo de 2013

Sobre los edificios situados entre las calles Trinidad Grund y Vendeja: abandono, incendio y hotel.


Vistas de fachada sur antes de ser parcialmente demolida, estado actual y edificio decimonónico.

Estado actual de la fachada norte.

El pasado día seis los medios locales se hacían eco del aparatoso desprendimiento de parte de la cornisa del llamado “Palacio de Trinidad Grund” en la fachada que da a la calle Vendeja con importantes daños a los vehículos estacionados en la calle. Lo cierto es que muchos (entre los que me incluyo) hacía tiempo que dábamos por salvado este interesantísimo edificio de finales del siglo XVIII tras la “esmerada” rehabilitación de la que fue fruto hace relativamente poco. Pese a lo aparatoso de los daños en la vía pública parece ser que no hay que temer por la integridad de este espacio situado entre las calles Trinidad Grund y Vendeja, es decir en los límites naturales de la ciudad a finales del siglo XVIII.

Sí nos preocupa, y mucho, el proyecto que contempla la construcción de un hotel en el número 3 de esta misma vía, con fachada a la calle Vendeja (número 4) y el edificio que hace esquina con la plaza de la Marina (número dos de calle Vendeja). Se trata pues de dos conjuntos diferentes en lo cronológico y en lo arquitectónico. El primero de ellos corresponde con una amplia casa barroca con fachada a las calles Trinidad Grund  (antigua del Peligro) y Vendeja construida a finales del siglo XVIII, por ello es prácticamente coetánea a la construcción del paseo de la Alameda sobre un arenal que existía frente a las murallas de la ciudad. Por ello, en el momento de su construcción, los edificios de esta calle eran los más meridionales de la ciudad, prácticamente junto a su puerto. Por ello no sería extraño conectar su construcción con la pujante burguesía que a finales del siglo XVIII floreció en Málaga y cuya principal baza era el comercio marítimo. De esta vocación comercial nos da cuenta la presencia tanto aquí como en otros muchos inmuebles de la zona (existentes o demolidos) de espacios destinados al almacenaje de géneros con el fin de ser redistribuidos posteriormente.

Tipológicamente habría que distinguir entre las dos fachadas del conjunto, siendo la principal y más ornamentada la que hoy se abre hacia la calle Trinidad Grund. Pese a ello este espacio ha sido fruto de un mayor número de intervenciones que han desvirtuado su imagen con la práctica desaparición del bajo y la modificación de algunos huecos en las superiores. La fachada se compone bajo más dos alturas (B+2), separados por líneas de imposta. En cada planta se abren cinco huecos. La portada de acceso se encuentra descentrada hacia la izquierda del conjunto. En el primer piso se abren cinco balcones alternándose los cierres panzudos con otros de perfil rectangular, mientras que en la segunda éstos son volados volviéndose a romper el eje de simetría al haberse eliminado uno de ellos. El conjunto se cerraba con el característico recogeaguas de cerámica verde y blanca, ya prácticamente perdido. Traspasando la portada existía un zaguán que daba paso a un pequeño patio al que se abrían balcones y que conectaba con la parte trasera del edificio. Bajo las sucesivas capas de cal se puede apreciar la presencia de pinturas murales que decoraban esta fachada.

Fachada norte en 1998. Fuente: Coaat.

La fachada sur del conjunto era de mayor sencillez, se componía también de planta baja más dos alturas (B+2) separadas por líneas de imposta. En cada altura se abrían cinco huecos, estando los dos de la izquierda contenidos en sendos balcones corridos mientras que los otros tres eran preñados y de perfil curvo en la primera planta (habiéndose arrancado), y volados en la segunda. Esta fachada cuenta con pinturas murales de tipo textural  (a base de líneas rehundidas en el paramento que enmarcan los ladrillos). Para proceder al desescombro del interior del conjunto se demolió la parte izquierda de la fachada.

Fachada sur en 1998. Fuente: Coaat.

En sus últimos años este edificio acogió diversos, fue casa de vecinos, tesorería de la seguridad social, pensión y gimnasio. Pese a ello se mantuvo en un estado de conservación aceptable hasta que fue abandonado a finales de los años noventa.

El otro edificio que compone el conjunto se encuentra haciendo esquina entre las calles Vendeja y Plaza de la Marina, data de finales del siglo XIX, siendo de estilo decimonónico burgués. Se trata de una construcción de planta baja más tres alturas (B+3). La fachada que da a la calle Vendeja es la mayor y más ornamentada. Cuenta con cuatro balcones volados por planta teniendo hermosos cierres de madera los de los extremos, mientras que los centrales aparecen decorados con recercos y sobredintes moldurados. La fachada a la Plaza de la Marina por su parte cuenta con tres balcones volados por altura.

Tras años de abandono, este conjunto fue adquirido con el fin de poder ser demolido y aumentar sustancialmente la edificabilidad en su solar (sobre todo en los edificios dieciochescos). Pese a contar con Protección Arquitectónica I (modificada y rebajada hasta tres veces para el encaje de los distintos proyectos), su propietario intentó sin éxito sacar adelante un proyecto de viviendas de lujo que chocaba con la protección del inmueble. Así las cosas en el año 2007 sufrió un aparatoso incendio (provocado) que prácticamente destruyó el conjunto (afectó sobre todo a las crujías que dan a la calle Trinidad Grund).Desde entonces lo único que se ha hecho para garantizar la conservación del mismo ha sido estabilizar las fachadas, terminándose de arruinar en este tiempo aquello que el fuego no consiguió. En el año 2008 el Ayuntamiento incluyó estos edificios en el “registro municipal de solares”  sin que desde entonces haya sabido encontrar una solución que garantizase efectivamente la conservación de un inmueble con protección arquitectónica.

Recientemente se ha conocido que el grupo hispano-norteamericano “Hurar Investment Group” se había hecho con estos inmuebles con el objetivo de sacar adelante un proyecto hotelero y comercial para este espacio. El proyecto contempla la demolición y el aumento de la altura de la fachada del edificio del siglo XVIII que da a la calle Vendeja, y ceñirse a la normativa para respetar del conjunto lo estrictamente necesario e intentar aumentar la edificabilidad todo lo que se pueda.

Desde estas líneas exigimos al Ayuntamiento de Málaga y a la Conserjería de Cultura de la Junta de Andalucía que exijan el cumplimiento estricto de la normativa en cuanto a la protección de este conjunto de inmuebles y que se ponga coto al afán puramente especulativo de algunos promotores a consta de valiosos vestigios del pasado de nuestra ciudad.